La Filosofía Orquídea implica ser consientes de la
libertad que tenemos de sentir, pensar, creer y desear.
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Cuando somos dueños de nuestros sentimientos y decidimos seguir teniéndolos o no, sin importar las personas hacia quienes se tienen, nuestra felicidad crecerá en función de nuestro juicio. –Yo decido eliminar los sentimientos que me provocan dolor y mantener los que considero satisfactorios. Si nos ponemos a pensar de quién son los sentimientos, nos daremos cuenta que únicamente son de quien los tiene. Como propietarios nos corresponde manejarlos, aumentarlos, disminuirlos, eliminarlos, adquirir nuevos y tener cada vez mejores.
La correcta aplicación de la Filosofía Orquídea
implica ser más feliz y estar más tranquilo.
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.Al hablar de libertad para pensar me viene a mente la palabra apreciación, que no es otra cosa más que poner precio, darle valor a las personas o las cosas, valorarlas. Relaciono más el significado de apreciación que el de valorar porque va unida con expresión. Para que exista la apreciación debe haber expresión de alguna fuente, que podremos apreciar percibiéndola por los sentidos y procesándola por medio de la inteligencia: ese proceso de reflexionar, imaginar, idear, filosofar, hablar consigo mismo, recapacitar y deliberar, para apreciar, es el pensamiento. Recordemos que cuando alguien nos pregunta –¿Que piensas?– es común que contestemos
–¿de qué?– sugiriendo que exprese algo que nos haga pensar, para practicar nuestra Filosofía Orquídea.
Quien practica la Filosofía Orquídea disfrutará
su tiempo con compañía o sin ella.
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Para que exista una mentira deben participar dos personas: quien la diga y quien la crea. Si no se cree sólo será intento de engaño, pero si se cree será mentira… para quien la diga, porque para quien la crea será verdad. Al final de cuentas creer es eso: tener por cierto algo que no está comprobado, demostrado o que no podemos entender. Dicen los nihilistas que nada existe… y si existiera no lo podríamos entender… y si aún así decidiéramos tomarlo como cierto sería creencia nuestra. Creemos en varias cosas y de varias formas: cuando tenemos fe, cada que sospechamos, al hacer hipótesis, cuando suponemos, cada que opinamos, al estimar resultados… Lo importante no solo es creer, sino también estar convencidos de lo que creemos y tener argumentos para sostenerlo, pero sobre todo ser libres al hacerlo.
ideología, pero tampoco está peleada con ellas.
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Todo lo que quiero saber, tener y poder hacer… eso también es mío, el deseo. Y por consiguiente todo lo que implica el desear: imaginar, soñar, fantasear, recordar, inventar, crear… todas estas son actividades recreativas que no requieren materiales ni ingredientes para llevarse a cabo. Tal vez esta sea la libertad de la cual se disfruta más y/o que hay más gente consiente de ella. Soñar no empobrece, por el contrario, enriquece nuestro espíritu – alma – sustancia – naturaleza – esencia – energía – ser (o como le quieras llamar). Cuando deseamos podemos ser y estar en cualquier espacio y tiempo, con la compañía y en las circunstancias que se nos ocurran. El único límite somos nosotros mismos.
Quien está conciente de la libertad que
tiene de desear, la aprovecha al máximo.
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Es fácil suponer que debido a la conciencia de ser libres de sentir, pensar, creer y desear, nos convirtamos en personas aisladas, poco sociables, individualistas y demás términos relacionados y siempre mal interpretados. –Si dice algo y no le importa lo que opinen los demás, es un antisocial. El único “riesgo” que corremos es el de convertirnos en personas más independientes y que buscamos menos el apoyo o colaboración al decidir o aprobación al opinar. Esto desemboca en dos actitudes expresivas contradictorias: la sinceridad y la ironía. La sinceridad al opinar con personas de nuestro interés, siendo directos, mandando el mensaje sin que se detenga en ninguna parte, espontáneamente natural, sin eufemismos, con la confianza de que el receptor no confundirá la franqueza con insolencia, aunque en ocasiones la verdad duele… Por otra parte cuando queremos expresar desaprecio por una persona, por sus actitudes o sus opiniones, recurrimos a la ironía, al sarcasmo. Esa burla fina y disimulada que nos permite dar a entender lo contrario de lo que se dice y plantar la duda de nuestras verdaderas intensiones, –a final de cuentas no busco su aprobación o rechazo, ni creo que me entienda.
Quien practica
independiente y autónomo… también más selectivo con sus amistades.
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Esto me lleva a retomar la historia inicial y dudar acerca de los personajes y
–oh, si, si, si.
Quien practica
se ofenderá ni tendrá resentimientos.
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Todos los verbos que al conjugarse en primera persona implican cambio de actitud, por cambio de mentalidad, deben hacerse en su forma pronominal, de tal forma que ese cambio sólo sea causado por el sustantivo, el sujeto y no por factores externos a él. –Nada de lo que los demás hagan o digan podrá hacer que yo cambie mi mentalidad o mi actitud, si yo no lo permito. Enojarme, contentarme, motivarme, concientizarme, asustarme, aburrirme, decidirme, etcétera, únicamente por causa mía.
dueños de nuestra voluntad.
3 comentarios:
SER FELIZ Y ESTAR MAS TRANQUILO !!!
TODO LO QUE QUIERO SABER, TENER, Y PODER HACER... ESO TAMBIEN ES MIO, EL DESEO...
ALGUNA VEZ ALGUIEN ME COMENTO QUE
CUANDO EMPEZABAS A HACER LO QUE MAS TE GUSTABA.. ENTONCES TODO MUNDO TE ODIABA..tenia razon..
igual que tienes razon al decir que libertad de pensar, sentir, soñar esta relacionado con personas individualistas, aisladas,, y demas..
Con esta definicion superaste a todas tus conclusiones anteriores..la formalidad es un poco dificil para mi. ,pero la filosofia orquidea la considero una excelente opcion.
Y la pregunta es; Se puede ser practicante de la Filosofía Orquídeana y ser padre o madre a la misma vez?... Are you sure?
DEFINITIVAMENTE a ambas preguntas.
La diferencia ahora es que, como padres, nos corresponde propiciar que ese individuo, que hace la diferencia, se convierta en practicante de la filosofía orquídea.
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