MEMENTO... partiendo de un memento

Me resulta increíble lo divertido que puede ser la ruta que lleva de una plática a otra. Ese viaje mental que es impulsado por una palabra, o combinación de ellas, que activa no sé qué en quién sabe que parte de la memoria y nos lleva a momentos de nuestra vida relacionados con esa palabra… en la mayoría de los casos. En otras ocasiones el impulsor es un olor y la mayoría de las veces es una melodía o tonada que nos recuerda a algo (sobretodo a alguien con quien tuvimos algo que ver).
En las pláticas cotidianas podemos identificar el memento cuando uno de los involucrados cambia de tema con frases como “a propósito de…” o “por cierto…”. También notamos su presencia cuando, después de una pausa o comentario interruptor circunstancial, quien hablaba pregunta “¿que te estaba diciendo?”, “¿de qué estábamos hablando?” o “¿en qué iba?”, más curioso en este último caso es cuando quien escucha, con entera atención, dice “no me acuerdo”. Esto en muchas ocasiones molesta a quien platica pues lo toma como falta de atención, siendo él mismo quien tampoco puso atención a su propia plática.
Una cosa siempre nos recuerda a muchas más y en ocasiones tomamos la decisión de seguir hablando de alguno de estos recuerdos o simplemente hacer la mención de ello, ya sea por importancia, urgencia o, como se justifica en muchos casos, “antes de que se me olvide”… Por cierto… antes de que se me olvide… quiero aprovechar para aclarar que en el blog “la razón de la expresión” podría pensarse que el texto se desvía por un memento del interés planteado en su título (incluso yo lo llegué a pensar). En la primera parte se habla del lenguaje como medio de expresión; al final del texto se hace un recordatorio, a manera de síntesis del inicio de esto mismo… pero es en la parte central donde se habla en sí de lo que el título expresa, aunque creo que hizo falta profundizar más en el tema o hacerlo más claro (para mí, obviamente)… una posible forma de hacerlo es con una de las preguntas clásicas que se plantean para aclarar la mente: si en medio de un bosque se cae un árbol y no hay quien lo escuche…¿hace ruido?... Sabemos que la respuesta es un rotundo , pues ese ruido se produce por los eventos que tienen lugar en ese espacio y tiempo en particular y no con la intención de que alguien lo escuche. Lo mismo sucede con muchas de las cosas que expresamos por diferentes medios. Por ejemplo: Estoy haciendo una de las paredes de mi casa de madera … no soy muy diestro en el uso de herramienta ya que mi tra… iba a decir trabajo pero lo disfruto mucho como para llamarle así… ¿en qué iba? Oh si… mi empleo no tiene que ver con herramientas, así que cuando de repente me doy un martillazo involuntario en el dedo y grito: ¡%*¥#§! … sería un error bastante grave que quien me ayuda con este trabajo… porque este si es trabajo ya que me falta experiencia y herramienta adecuada… tomara mis palabras como una ofensa directa hacia él… simplemente se da por entendido que esa expresión fue solo eso, sin esperar apreciación alguna. A propósito de apreciación… hace algunos días estuve platicando con dos amigos acerca de publicar nuestras ideas y creencias. Como era de esperarse, se presentaron varios mementos en nuestra plática, cuando se le dio seguimiento a uno de ellos uno de mis amigos empezó a expresar una de sus ideas acerca del don de la percepción, al finalizar sugirió la posibilidad de publicar lo que acababa de decir… el comentario en respuesta a esta autosugerencia indicó que si lograba expresar por escrito la pasión que expresó hablando sería perfecto… pensando en ese instante lo recuerdo viendo hacia adentro y hablando para sí mismo en voz alta, como aclarándose su idea, como si estuviera solo… creo que corrimos con suerte al estar ahí y ser participes de la pasión de su expresión.
Tratar de poner una conclusión a este texto me resulta difícil, por eso solo digo que… ¿de qué estábamos hablando?...


1 comentario:

Anónimo dijo...

muee intereZzante...O_O